LA IMPORTANCIA DE LOS ALIÑOS EN LA COMIDA
- mayo 7, 2025
Hola soy Willy Moya, chef del restaurante Poncio en Madrid. En el mundo de la gastronomía, los aliños son ese detalle que puede convertir un plato sencillo en una explosión de sabores. Cada cocina tiene su propia filosofía: algunas culturas prefieren sabores más naturales, mientras que otras apuestan por mezclas intensas de especias y hierbas. Pero en todas, el aliño cumple una función clave: resaltar, equilibrar y enriquecer los ingredientes sin ahogar su esencia.
Aliños alrededor del mundo
No hay dos gastronomías que aliñen igual. En Marruecos, el ras el hanout y el comino impregnan los tajines; en México, el cilantro y el chile dan vida a salsas vibrantes; y en India, el curry y la cúrcuma pintan de amarillo cada bocado. Pero hoy nos centraremos en tres cocinas europeas que dominan el arte del aliño con elegancia:
España: Aquí reinan el pimentón (dulce, picante o ahumado), el azafrán (oro rojo de La Mancha) y el perejil fresco con ajo, base de tantos mojos y sofritos. El aliño estrella: el aceite de oliva virgen extra, que todo lo mejora.
Francia: Los franceses son maestros de las hierbas de Provenza (tomillo, romero, albahaca) y mezclas como el bouquet garni. También adoran la mostaza de Dijon y la trufa, que elevan cualquier plato con su sofisticación.
Italia: Aquí manda la simplicidad: albahaca fresca en el pesto, orégano y romero en los asados. El aceite de oliva y el aceto balsámico son imprescindibles en sus ensaladas y antipastos.
El equilibrio es la clave
Un buen aliño debe ser como una sinfonía: cada nota (o especias) tiene su momento, pero ninguna debe dominar la melodía. Un exceso de ajo puede arruinar una salsa, igual que demasiado orégano seca el paladar. El truco está en respetar el ingrediente principal: si es un pescado fresco, quizás baste con limón y eneldo; si es una carne jugosa, una pizca de pimienta negra y romero serán suficientes.
En Poncio creemos que los aliños son acompañantes, no protagonistas. Por eso, cuando preparamos un plato, pensamos primero en su esencia y luego añadimos capas de sabor con medida. ¿El resultado? Sabores nítidos, armoniosos y, sobre todo, memorables.
Aliñar es un arte… pero sin dogmas
Al final, la cocina es cuestión de gustos. Hay quien adora los sabores audaces y quien prefiere la sutileza. Lo importante es experimentar, ajustar y, sobre todo, disfrutar. Porque ya sea con un chorrito de aceite de oliva o una lluvia de especias, lo que cuenta es que cada bocado te haga feliz.
¡Te esperamos en Poncio!