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Consejos para elegir y conservar pescados y mariscos frescos en casa

En nuestro restaurante Poncio, la frescura de los ingredientes es la base de cada plato que servimos. El pescado y el marisco son protagonistas muchas veces en nuestra cocina, y su calidad es fundamental para lograr sabores auténticos y memorables. Por eso, hoy quiero compartir algunos consejos prácticos para que, en casa, puedas elegir y conservar pescados y mariscos como un verdadero chef.

Cómo elegir pescados frescos

  1. Ojos brillantes y claros: Un pescado fresco tiene los ojos transparentes, brillantes y ligeramente sobresalientes. Si los ojos están opacos o hundidos, es señal de que no está en su mejor estado.
  2. Piel firme y húmeda: La piel debe estar tersa, con escamas bien adheridas y un aspecto húmedo y brillante. Si al tocarla deja un hueco que no se recupera, es mejor descartarlo.
  3. Agallas rojas o rosadas: Las branquias deben tener un color vivo, entre rojo y rosado, y estar limpias. Si son marrones o grisáceas, el pescado no es fresco.
  4. Olor a mar: Un pescado fresco huele a mar, a agua salada. Si el olor es demasiado intenso o desagradable, es señal de que no está en buen estado.
  5. Carne firme: Al presionar ligeramente la carne, debe ser firme y elástica, recuperando su forma rápidamente.

Cómo elegir mariscos frescos

  1. Conchas cerradas: En el caso de moluscos como mejillones, almejas o berberechos, las conchas deben estar completamente cerradas o cerrarse al golpearlas ligeramente. Si están abiertas y no se cierran, no son frescos.
  2. Olor limpio: El marisco fresco huele a mar, nunca a amoníaco o a descomposición.
  3. Crustáceos vivos: Langostas, bogavantes y cangrejos deben estar vivos al comprarlos. Sus patas y antenas deben moverse con energía.
  4. Camarones y langostinos firmes: Su carne debe ser firme y su caparazón brillante. Evita aquellos con manchas negras o un olor fuerte.

Cómo conservar pescados y mariscos en casa

  1. Refrigeración inmediata: Si no vas a consumirlos enseguida, guarda el pescado y el marisco en la parte más fría de la nevera (entre 0°C y 4°C). Colócalos en un recipiente con hielo o sobre un plato con rejilla para evitar que estén en contacto con el líquido que sueltan.
  2. Limpieza previa: Si el pescado no está limpio, retira las vísceras y lávalo bien antes de guardarlo. Esto alargará su frescura.
  3. Congelación: Si no lo vas a consumir en uno o dos días, lo mejor es congelarlo. Para ello, envuélvelo bien en papel film o bolsas herméticas para evitar quemaduras por frío. Recuerda que el marisco vivo, como los mejillones o almejas, no debe congelarse crudo.
  4. Descongelación lenta: Si has congelado el pescado o marisco, descongélalo en la nevera, nunca a temperatura ambiente. Esto mantendrá su textura y sabor.
  5. Consumo rápido: El marisco vivo, como los crustáceos, debe consumirse lo antes posible. Si no es así, cocínalo y luego guárdalo en la nevera.

Un último tip de chef

En nuestro restaurante, siempre decimos que la frescura es el mejor condimento. Por eso, te recomendamos comprar pescados y mariscos el mismo día que los vas a cocinar, preferiblemente en mercados de confianza o pescaderías especializadas. Y recuerda: menos es más. Un buen producto necesita pocos aderezos para brillar.

Espero que estos consejos te sean útiles para disfrutar de pescados y mariscos frescos en casa. Y si quieres probar cómo los preparamos nosotros, ¡te esperamos en Poncio 

¡Te esperamos en Poncio!

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